viernes, 9 de junio de 2017

EL SILENCIO


La civilización moderna no sabe estar callada.Vive en permanente monólogo.

Nuetro mundo ha dejado de escuchar a Dios  porque no deja de hablar a un ritmo y una velocidad letales para no decir nada.

Entonces la palabra de Dios se desvanece inaccesible e inaudible.

La posmodernidad representa una ofensa y una agresión permanentes contra el silencio divino.

El ruido es un ansiolítico engañoso, falso y adictivo.

Nuestra época abomina de aquello a lo que nos conduce el silencio: encontrar a Dios, maravillarse y arrodillarse ante Él.

Estas frases del Cardenal Sarah en La fuerza del silencio, me han hecho pensar.

Cada día conviene hacer algunos momentos de soledad y silencio para no caer en la despersonalización.

Y encontramos el silencio en la naturaleza, mensajera de Dios.

El verano podría ayudarnos a lograrlo.

Pero hay que querer.

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