Antonio Machado, en su “Campos de Castilla” nos enseñó a ver
con otros ojos la Castilla que Larra había había lamentado. Su pobreza es
austeridad. Su paisaje rocoso, escaso de árboles y de verdor, tiene una belleza
propia, que revela un pasado de heroísmo y lucha. Castilla pone en pie su historia
: hoy miserable porque ayer dominadora.
¡Oh tierra ingrata y
fuerte, tierra mía!
¡Castilla, tus
decrépitas ciudades!
¡La agria melancolía
Que puebla tus sombrías soledades!
¿Se puede amar una tierra así? Sin duda, se puede valorar su
adusta belleza, su horizonte infinito, su pasado guerrero, su austero
recogimiento.
Castilla del desdén
contra la suerte,
Castilla del dolor y de
la guerra,
Tierra inmortal,
Castilla de la muerte!