El pajarito solitario se mantiene en equilibrio sobre la flor
y mira curioso a otro de su especie.
Está atento a todo y nada sabe de sí mismo.
Su misma ligereza e inconsciencia le sostienen.
No sabe que pronto llega el otoño
y el nenúfar desaparecerá.
¡Bébeme! dice la etiquetay el líquido es azul y trasparente.
En su tapón de corcho una cadena y una llave pequeña.
Si lo bebo se me abrirán puertas.
Pero no sé si es inteligente
beber sin saber lo que se bebe.
Puede ser un veneno
o un agua que me lleve a la locura.
Tampoco sé dónde está la puerta
que debe ser muy pequeñita, como la llave.
Aventura o peligro, a ver, Alicia.
Me sentaré un ratito a pensar en ello.
¡Llego tarde, llego tarde!
Eso repite el señor conejo;
Le seguiré para ver adónde va
Pues me hace gracia ver un conejo con chaqué y reloj.
No sé si a mi madre le gustará
que me vaya así sin decir nada.
Pero no sé qué me pasa hoy
que me apetece tanto divertirme.
Haré un par de locuras y luego
volveré a mis lecciones de francés.
¡Se metió en un agujero!
¡Espéreme, señor conejo, que ya voy!...
Volvió la palomatrayendo en el picoun ramito de olivo.Planeó sobre el arcabuscando la ventanay se posó suavementeen el alféizar de madera.Siglos pasaron hasta que,con teselas blancas y negrasun cristiano romano compuso una palomay expresó con una palabrala antigua simbología y su esperanza :PACE
Lee el periódico y no me mira ni me dirige la palabra.
Después saca una revista.
Tampoco le importa el mar, ni el paisaje.
No le importo yo.
Reconozco que no tengo mucha conversación
si me sacan de mis temas favoritos.
Tampoco esta costa me interesa nada.
No sé qué hacer. Me aburro. Necesito un interés distinto.
Me mata esta indiferencia y la monotonía de mi vida.
Ya llegamos a casa.
El cielo amenaza tormenta.
Se inundará el camino y el agua bajará por la cuesta dejando más verdor.
Los cipreses parecen casi negros si se los mira a distancia.
¡Qué armoniosa su presencia!
Siempre me recuerdan que tengo alma inmortal...
El hogar nos espera con sus promesas de descanso y calor,
pero sobre todo de acogida y abrazos.
Un poco más y ya...
Mi respuesta está escrita y lacrada
Le he añadido un cordón azul y una pequeña piedra.
Me asomo al balcón por donde pasará su góndola.
Lanzaré la carta con la esperanza - ¡oh Dios! de que no caiga al agua,
En su habilidad veré si realmente le importo.
