Ya llegamos a casa.
El cielo amenaza tormenta.
Se inundará el camino y el agua bajará por la cuesta dejando más verdor.
Los cipreses parecen casi negros si se los mira a distancia.
¡Qué armoniosa su presencia!
Siempre me recuerdan que tengo alma inmortal...
El hogar nos espera con sus promesas de descanso y calor,
pero sobre todo de acogida y abrazos.
Un poco más y ya...
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