¿Quién fue la “ilustre y
hermosísima María” a la que Garcilaso de la Vega dedicó su Égloga III, la de
las ninfas del Tajo?.¿Quizás Doña María Osorio Pimentel, Duquesa de Alba?¿Quizá
otra desconocida dama toledana, como sugiere la Profesora Vaquero?.
En la dedicatoria del poema
aparece aquél verso maravilloso “ha de cantar la voz a ti debida”, es decir, “el
poema que tú inspiras”.
Siglos más tarde, en una genial
intuición de intertextualidad, el Poeta del 27 Pedro Salinas tituló así su más
hermoso libro de amor: ”La voz a ti debida”.
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