La novela “Rosa candida” (sin
acento porque es el nombre científico) de la islandesa Eva Audur Olafsdottir,
sorprende por su sencillez y verdad. Cuenta la historia de un joven enamorado
de las rosas, en un país de lava y nieve. Emprende un viaje hacia un jardín
extraordinario perteneciente a un monasterio europeo. Allí, junto a las flores,
conocerá a un fraile, a personas amables, y, especialmente, a una niña
maravillosa, muy pequeñita, verdadera rosa cándida; se trata de su hija, a la
que cuidará con verdadero esmero, y con la que establecerá unos lazos de gran ternura.
Lo que sorprende en el
protagonista es el modo sencillo y directo de enfrentarse con la vida, con las
personas, con las cosas, sin corrección política, sin prejuicios.
La familia, la paternidad, las
rosas, el amor, la religión, se abordan tal como vienen. Y el punto de luz de
la novela es una niña de un añito, capaz de cosas casi mágicas…aunque normales.
Nunca había leído una novela
que presentase así a un niño.
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