Ese vago clamor que rasga el
viento/Es la voz funeral de una campana,Vano remedo del postrer lamento/De
un cadáver, sombrío y macilento/Que en sucio polvo dormirá
mañana…
El joven José Zorrilla, con voz
tonante y hueca, declama estos versos tenebrosos ante el cadáver de Mariano José de Larra en
el cementerio de Fuencarral.
Son tan malos que hubieran hecho
levantarse a Fígaro para protestar si no fuera tan reciente su nueva posición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario