La bella Marcela aparece en el
capítulo XIV de El Quijote “por cima de la peña donde se cavaba la sepultura”
del desdichado Crisóstomo. Aparece tan hermosa “que pasaba a su fama su hermosura”. Viene “a
volver por sí misma”, defendiendo la causa de su libertad e inocencia, con el
bellísimo y platónico discurso que Cervantes crea para ella.”Hízome el cielo,
según vosotros decís, hermosa, y de tal manera que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi
hermosura”.
¡Ay, Marcela!Yo diría que eres
tan convincente como hermosa, y nos tienes pendientes de tus sensatas palabras
a las que no podemos sino asentir.
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